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  • HONDA DA LOS PRIMEROS PASOS PARA OBTENER ENERGÍA ILIMITADA EN LA LUNA

    Vivir en la Luna está cada vez más cerca gracias a un sistema de energía renovable circular desarrollado por Honda Obtener energía y oxígeno en la Luna es una de las grandes limitaciones para que el ser humano puede plantearse allí la vida. El camino para lograr el autoabastecimiento es largo, pero Honda, en colaboración con la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón ( JAXA ), ya está trabajando para hacer posible este viejo sueño del ser humano. El planteamiento que hacen los científicos japoneses se basa en utilizar energía solar para producir oxígeno que pueda ser utilizado por el ser humano, e hidrógeno como combustible para las aeronaves. A la pregunta de cómo piensan llevar a cabo el proceso, los físicos e ingenieros responden que la clave está en un procedimiento de electrolisis a alta presión del agua que generaría oxígeno e hidrógeno. Estos dos componentes en una pila de combustible producen electricidad. Llevar a cabo esa electrolisis es relativamente posible fuera de la Tierra: agua lunar y energía solar , dos elementos abundantes en el satélite que son suficientes para generarla. O sea, un proceso de producción energética circular que produciría un autoabastecimiento continuo. La idea es ingeniosa. De momento, las investigaciones están centradas en la Luna, concretamente en la Plataforma Orbital Lunar “Gateway” , una estación espacial de la Nasa en colaboración con la Agencia Espacial Europea , la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón y la Agencia Espacial Canadiense . Los trabajos son muy experimentales, desde luego, pero abren la puerta a la vida más allá de la Tierra. Vida humana, claro. De la alienígena queda mucho por descubrir. El campo de la automoción también tiene sus expectativas puestas en este tipo de investigaciones. Los coches de hidrógeno, el combustible del futuro según la mayoría de los expertos, se basan en un planteamiento similar. Los modelos que ya se han presentado con esta tecnología, como el Honda FCX, el Toyota Mirai o el Hyundai Nexo, llevan una pila de combustible que se alimenta de hidrógeno. Al mezclarse este componente con el oxígeno del aire se produce electricidad. Esta energía es la que mueve el motor eléctrico, pero con la ventaja de que el único residuo que se genera es vapor de agua. Honda FCX Clarity Hyundai Nexo Toyota Mirai La diferencia de los coches con el sistema que está desarrollando Honda en la Plataforma Gateway es que en el caso de la estación espacial el vapor de agua se incorpora de nuevo al proceso y vuelve a generar hidrógeno y oxígeno. De momento no se realiza en la Tierra, pero puede que algún día los coches hagan lo mismo que se está haciendo en Gateway y no tengan ni siquiera que ir a una hidrogenera a repostar.

  • LOS CHIMPANCÉS USAN INSECTOS TRITURADOS COMO MEDICINA

    Los investigadores han observado a chimpancés usar insectos triturados para curarse heridas abiertas, es la primera vez que se ve algo así Los investigadores del Proyecto Chimpancé Ozouga estudian desde hace siete años a un grupo de unos 45 chimpancés en el Parque Nacional de Loango, en Gabón. El suceso ocurrió a finales de 2019, pero ha sido publicado ahora en Cell Current Biology . La voluntaria del proyecto Alessandra Mascaro estaba filmando a una hembra llamada Suzee interactuando con su cría, y parecía coger algo del aire, ponérselo entre los labios y aplicarlo a una herida abierta en el pie de la cría. El comportamiento se repetía en otros chimpancés. Los investigadores llegaron a la conclusión de que los objetos que agarraban del aire eran probablemente algún tipo de insecto volador. Al año siguiente se dedicaron a filmar a los chimpancés con heridas del grupo, que eran quienes mostraban este comportamiento. Los insectos aplicados podrían tener propiedades antiinflamatorias o antisépticas. Momento en que los chimpancés estudiados aplican insectos triturados para tratar una herida. Cell Biology AUTOMEDICACIÓN La automedicación, en la que los individuos utilizan plantas y otras sustancias para combatir parásitos o enfermedades se ha observado en muchos animales. Los chimpancés, por ejemplo, tragan o mastican hojas de plantas con propiedades antiparasitarias para matar parásitos intestinales. Sin embargo, esta es la primera noticia de una aplicación tópica de un remedio. Además los chimpancés estudiados no sólo trataron sus propias heridas, sino que también aplicaron los insectos a las heridas de otros individuos, a veces no relacionados, al contrario de lo que ocurría en el caso de la madre con su cría. Esto sugiere un comportamiento prosocial, es decir, en beneficio de los demás individuos del grupo que hasta ahora no estaba tan claro en el caso de los chimpancés. En la sociedad de los chimpancés, los vínculos entre machos adultos y hembras adultas tienden a ser los más débiles, según indican los científicos. Los vínculos entre machos y machas son más fuertes, al igual que los vínculos de las hembras entre sí y entre hembras y crías. Sin embargo, este comportamiento en el que se cura a otro individuo se ha observado también entre un macho adulto y una hembra adulta que no tenían una relación especialmente estrecha. El equipo también está interesado en identificar las especies de insectos que utilizan los chimpancés, lo cual es un reto, ya que los chimpancés trituran los insectos en la boca como parte de su proceso. Estos descubrimientos apuntan a lo mucho que queda por descubrir del comportamiento y la vida de los grandes primates, muchos de los cuales están en peligro de extinción.

  • POR QUÉ PERDEMOS ALTURA CON LA EDAD (Y CÓMO RALENTIZAR EL DESCENSO)

    Pero ¿es cierto que se pierde altura con la edad? ¿Existe base científica para esta variación en el plano ontogenético? La respuesta es afirmativa Daniel Bores García , Universidad Rey Juan Carlos “Yo a tu edad era muy alto” o “los jóvenes vais para arriba, los ancianos vamos para abajo” son expresiones que con frecuencia escuchamos de personas que se encuentran en la tercera edad. Desde el punto de vista filogenético, es sabido que a lo largo de la historia del ser humano se han producido fases de un aumento considerable de la altura media por razones ambientales y socioeconómicas. Pero ¿es cierto que se pierde altura con la edad? ¿Existe base científica para esta variación en el plano ontogenético? La respuesta es afirmativa. La disminución de la altura con la edad, junto a la variación de otros parámetros antropométricos, fisiológicos y neuromusculares, es una realidad en el ser humano sea cual sea su raza y sexo. A partir de los cuarenta años, se produce una pérdida media de casi un centímetro cada diez años. Esta variación puede ser mayor a partir de los setenta. Así pues, una persona adulta de 180 centímetros de altura podría ver reducida su altura hasta los 173 centímetros al final de su vida. Hay tres factores básicos implicados en esta disminución. El primero es la degeneración y deshidratación de los discos intervertebrales. Una pequeña reducción en cada uno, multiplicada por los 23 discos de la columna, se traduce en una pérdida de altura significativa. En segundo lugar, la osteoporosis . Esta puede ser idiopática, postmenopáusica o senil. También se da en otras ocasiones por enfermedades hematológicas, endocrinológicas, gastrointestinales… Por último, la pérdida de tono muscular (que en los músculos con una acción eminentemente postural reduce su capacidad sostenedora y erectora). EL ENVEJECIMIENTO: LEY DE VIDA A pesar de los avances de la ciencia y de las ingentes cantidades de dinero invertidas en aumentar la esperanza de vida, el envejecimiento del cuerpo es un hecho inevitable . Para el mito quedan aquellas aspiraciones a la inmortalidad, aunque algunos la pretendan a golpe de talonario. Los músculos, huesos y articulaciones alcanzan su mayor rendimiento en la edad adulta, prácticamente a la mitad de la vida de una persona. Pero por delante quedan varias décadas en las que se va produciendo un deterioro paulatino en el aparato locomotor, entre otros, mediante la disminución de la densidad ósea , la sarcopenia (o pérdida de masa muscular) o el deterioro articular . Recordemos que la pérdida de densidad ósea esa aún más pronunciada en mujeres con menopausia . Ellas pueden ver reducida su masa ósea hasta un 17,6 % en la región lumbar. Aunque un reciente artículo estima entre 120 y 150 años el máximo de esperanza de vida que podría alcanzar el ser humano, lo cierto es que en las sociedades occidentales del siglo XXI el reto ya no se encuentra en aumentar los años de vida sino la calidad de los mismos, sean cuantos sean. En el artículo citado se expresa con claridad la existencia de un límite biológico inaplazable e inamovible, independientemente de los factores exógenos. Por lo tanto, parece sabio reflexionar sobre las acciones que sí pueden llevarse a cabo para ralentizar el deterioro producido por la edad y poder disfrutar así de un mayor bienestar vital. UNA VIDA ACTIVA, LA MEJOR MEDICINA CONTRA EL PASO DEL TIEMPO En una sociedad como la actual, con una actividad laboral poco demandante energéticamente y un tiempo de ocio aún más estático, el peligro de la inactividad física ha dejado de verse solo en el horizonte. Ya abarrota los hospitales y las farmacias de personas con enfermedades asociadas al sedentarismo . Esta disfunción aparece en todos los niveles poblacionales de edad: desde la niñez, que desemboca en una verdadera pandemia de obesidad infantil en los países más desarrollados, hasta la tercera edad . La Organización Mundial de la Salud realiza una serie de recomendaciones de actividad física semanal para cada sustrato de edad. Por ejemplo, para adultos, aconseja entre 150 y 300 minutos de actividad física aeróbica moderada y entre 75 y 150 minutos de actividad física aeróbica vigorosa. Además, sugiere la realización adicional de dos sesiones semanales de trabajo con cargas dados sus beneficios probados tales como la reducción del riesgo de padecer osteoporosis, artritis, diabetes tipo 2 y de enfermedades cardiovasculares. Además contribuye positivamente al sueño y reduce el riesgo de depresión. La combinación de ejercicio de componente aeróbico (correr, montar en bicicleta o nadar, entre otros) con entrenamiento de fuerza no solo tiene efectos físicos y cuantificables, sino también en el aspecto psicológico, ya que repercute positivamente en la autopercepción del nivel de salud física. Por eso, si volvemos a los tres factores básicos de los que hablábamos al inicio para que se produzca una pérdida de altura con la edad, el ejercicio ralentizará el proceso, siempre y cuando lo practiquemos de manera regular (y si es prescrito, que siempre sea por personal titulado). El deporte frenará la degeneración y pérdida de densidad de todos los huesos en general, incluidos los implicados en la bipedestación. Además, ayudará a desarrollar el sistema neuromuscular favoreciendo las acciones musculares de erección, control y equilibración del cuerpo. Así pues, mantener sanos nuestros huesos y músculos nos permitirá mantener nuestra altura durante más tiempo. SUBIR POR LAS ESCALERAS Y CAMINAR HACIA EL SUPERMERCADO No olvidemos que además de la práctica regular de ejercicio físico obtendremos beneficios incalculables del denominado NEAT ( non-exercise activity thermogenesis ), que es el gasto calórico que se produce en nuestro metabolismo en otros momentos del día diferentes a los reservados para el ejercicio. Cambios aparentemente tan nimios como utilizar las escaleras en lugar del ascensor, caminar veinte minutos en lugar de coger el autobús o ir a hacer la compra cada día a las tiendas del barrio (en lugar de hacerla una vez a la semana usando el coche) pueden marcar la diferencia. Fortalecer nuestros huesos, músculos, articulaciones y órganos está en nuestra mano. No podremos estirar nuestra vida hasta el infinito, pero sí podemos tomar decisiones para que los años que vivamos estén cargados de salud. #Salud

  • OVNIs todo lo que reluce en el cielo?

    En el cielo se pueden ver muchos objetos astronómicos como estrellas, planetas o meteoros; artefactos artificiales como aviones, satélites, globos sonda y fenómenos atmosféricos como parhelios. Para el observador experimentado es todo un espectáculo, pero un observador novato puede confundir lo que es perfectamente explicable con lo paranormal. Este es el origen racional de los supuestos avistamientos de OVNIs: ¿POR QUÉ SE VEN TANTOS OVNIS AL ATARDECER? Algo tan simple como el planeta Venus es uno de los objetos más confundidos con OVNIs. Es visible estos días a simple vista, justo al anochecer junto a Júpiter, y aparece al final del día como el astro más brillante del cielo, solo superado por la Luna. Su brillo sorprende y el planeta se encuentra cerca del horizonte, donde la refracción producida por la atmósfera hace que parezca dar destellos de colores. Venus en conjunción con la Luna. Crédito: Borja Tosar Además, a su llamativo color y brillo hay que sumar un efecto óptico: un punto brillante sobre un fondo oscuro sin más referencias parece moverse; algo que hay que tener en cuenta para no confundir el planeta con un objeto que está en movimiento. BÓLIDOS: LAS ESTRELLAS FUGACES MÁS ESPECTACULARES Observando el cielo nocturno un par de horas, no es difícil ver cómo de pronto una luz aparece y cruza la bóveda celeste a gran velocidad. Es lo que conocemos como una estrella fugaz, cuyo origen está en el material que encuentra la Tierra en su movimiento alrededor del Sol. La mayoría son granos de polvo de cometa de menos de 1 milímetro que acaban como estrellas fugaces, pero de vez en cuando un pequeño meteoroide de unos pocos centímetros —o incluso metros— entra en la atmósfera, provocando una enorme bola que durante un breve tiempo puede brillar más que la Luna: a este tipo de estrellas fugaces los astrónomos las llaman bólidos. Solo es cuestión de encadenar unas pocas noches de observación para toparse con un bólido. Se pueden aumentar las posibilidades concentrando la observación durante una lluvia de estrellas fugaces. Durante este mes tenemos una de las más importantes del año, las Gemínidas, con su máximo en la noche del 14 de diciembre, aunque una semana antes y después también se notará un gran aumento en la actividad meteórica. Así que no hay que obsesionarse con la noche del máximo: si las nubes lo permiten, diciembre es un mes excelente para salir a observar estos “objetos volantes perfectamente identificados”. NAVES ESPACIALES, PERO DE ESTE PLANETA Alrededor de la Tierra hay una gran red de satélites artificiales, que se pueden ver poco después del anochecer o poco antes del amanecer. Los más llamativos son los de la red Iridium, durante un flash muy rápido, llegan a ser los puntos más brillantes del cielo —más que Venus, incluso. Y ese fugaz resplandor tiende a desconcertar a los observadores del cielo poco experimentados. También llaman mucho la atención los pases de la Estación Espacial Internacional. Son menos brillantes, pero duran varios minutos: durante ese tiempo se ve un punto brillante recorriendo el firmamento. Otros eventos singulares como el lanzamiento de cadenas de minisatélites, como el caso StarLink, son aún más espectaculares; tanto, que han provocado las quejas de algunos astrónomos. https://youtube.com/watch?v=Lo5SFKxMdUM%3Fenablejsapi%3D1 Al contrario que las estrellas fugaces, todos estos fogonazos en el cielo se pueden predecir con exactitud, a través de webs como Heavens Above. Como pueden conocerse de antemano el momento y la posición de esos destellos, son uno de los fenómenos más disfrutados por los astrónomos aficionados. Pero no solo todos estos satélites en órbita son buenos candidatos a parecer un OVNI, a veces los lanzamientos de misiones espaciales o la basura espacial son también naves humanas que pueden causar la impresión de un fenómeno paranormal o de un origen alienígena. OVNIS CON LUCES REGLAMENTARIAS Cuando la descripción del OVNI incluyen luces rojas, verdes y blancas, la explicación más sencilla es que se trate de un avión. En otros casos, la luz de aterrizaje y despegue —visible por la noche a muchos kilómetros de distancia—, puede confundirse con un punto de luz extraño, que aparece y desaparece dependiendo de las maniobras del avión. También al anochecer o amanecer, los aviones en ruta pueden reflejar la luz del sol, generando una curiosa luz que se mueve; si añadimos la estela que dejan los motores, este fenómeno es fácilmente confundible con algo extraño, aunque en realidad todo es perfectamente explicable. ESPEJISMOS, NUBES Y GLOBOS DE COLORES Algunos fenómenos ópticos atmosféricos sorprendentes pueden ser también confundidos y catalogados como OVNIs. Los más espectaculares y raros son los espejismos, debidos a la diferencia de temperatura entre diferentes capas de aire, pueden mostrar objetos flotando sobre el horizonte y cosas muy extrañas. Algo más frecuentes son los parhelios, en los que se ven tres soles en el cielo, o los halos como un círculo de luz alrededor de la Luna. La naturaleza de estos casos es perfectamente conocida y están dentro de la categoría de fenómenos de reflexión y refracción de la luz en la atmósfera: son el mismo tipo de efectos que generan los arcoiris. Nube lenticular. Crédito: Mcasariego A veces también es posible ver algún tipo de nube extraña, como las nubes lenticulares que se forman cerca de las cumbres de montañas y tienen forma de “platillo volante”. Y cosas tan curiosas como una suelta de globos en un cumpleaños o el aterrizaje de unos paracaidistas de noche pueden llegar a ser considerados OVNIs. SIN PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LOS PLATILLOS VOLANTES Desde que nació el mito del platillo volante, con el primer presunto avistamiento en 1947, no hay más pruebas de los OVNIs que fotos borrosas y testimonios personales. Ninguna puede acreditarse como prueba científica. Ni siquiera los videos de la Marina de los EEUU aportados como prueba del fenómeno en 2017 pasan el análisis escéptico, que encuentra una explicación evidente en un globo sonda meteorológico y un avión. Además, paradójicamente, en la década en la que más cámaras hay en todo el mundo, apenas han surgido nuevas fotos de candidatos a OVNIs entre los aficionados; y los colectivos de expertos que más observan el cielo (astrónomos y meteorólogos) tampoco han dado la alarma de avistamientos inexplicables. Nada parece indicar que haya algo misterioso ahí fuera. Lo que sí sabemos es en el cielo podemos observar gran cantidad de vistosos fenómenos, entre los que podemos encontrar algunos de los más sobrecogedores de la naturaleza. #Astronomía #Misterios

  • ¿CUÁNTO PESA MI SOMBRA?

    ¿Pesamos más cuando nos da la luz? ¿Nuestra sombra tiene un peso calculable? Celia González Sánchez , Universidad Autónoma de Madrid y Javier Rodríguez Laguna , UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia En el mundo de lo efímero son pocos los elementos que nos acompañan allá donde vayamos, todos los días de nuestra vida, en casi cualquier circunstancia. Algo en lo que apenas reparamos es nuestra sombra. La sombra no es más que la ausencia de una luz que se esperaba, pero que no llega a su destino porque fue bloqueada por un objeto. Explicar qué es la luz no es tan fácil. De manera simplificada podemos decir que está formada por fotones, unas partículas elementales sin masa pero con energía y con “momento”. Este “momento” es la capacidad que tienen los objetos físicos para empujarse unos a otros. Cuando los fotones que conforman un rayo de luz iluminan un objeto, lo empujan, ejerciendo una ligera presión sobre él que llamamos “presión de radiación”. Al ponernos al sol nuestro cuerpo siente esta presión, mientras que el área que ensombrecemos, a la que no llegan los fotones, no la siente. Podemos cuantificar esta diferencia de presión con el peso, que es la fuerza que ejercemos sobre el suelo, o sobre una báscula. Cuando estamos iluminados ejercemos una fuerza mayor que cuando estamos a oscuras, ya que a la fuerza de nuestro cuerpo hay que sumarle el momento transferido por los fotones que chocan contra nosotros. Así, podemos afirmar que un objeto pesa más cuando está iluminado que cuando no lo está. De la misma manera, la región donde se extiende nuestra sombra siente una presión de radiación inferior a la que sentiría si no estuviéramos allí, bloqueando la luz. En otras palabras, el exceso de peso que sentimos al ser iluminados se corresponde con un defecto de peso de nuestra sombra. En el caso de una persona adulta de estatura media, situada bajo el sol a la latitud de Madrid, y asumiendo que las dimensiones de su sombra son las mismas que las de su cuerpo, ese defecto de peso en la sombra será equivalente al que ejercería una masa de unos 0,00000004 kilogramos. MÁS ALLÁ DE LA LUZ BLANCA Y LOS ESPEJOS Sombra producida por luz de diferentes colores. Esto no es todo: los fotones de luz de diferentes colores tienen distinto momento, con lo cual su energía y la presión que ejercen serán diferentes. Esto significa que si nos iluminamos con luz roja pesaremos menos que si lo hacemos con la misma cantidad de fotones de luz azul. Por otro lado, que no veamos algo no significa que no exista. En lo relativo a la luz, la mayor parte de ella es invisible a los ojos humanos. Es el caso de los fotones ultravioletas, como los del Sol, que además de broncearnos son más energéticos que los visibles y, por lo tanto, someten a un mayor empuje a nuestros cuerpos. De esta forma, la diferencia de peso con respecto al objeto iluminado es mayor para la sombra que no vemos que para la que sí. Curioso, ¿verdad? ¿Todos los objetos responden igual a la presión de radiación, independientemente de sus propiedades? Desde luego que no. La capacidad de un objeto para absorber, transmitir o reflejar los fotones también afectará a su sombra: si es perfectamente transparente, entonces dejará pasar los fotones y, por lo tanto, no sentirá un exceso de peso. En cambio, un objeto reflectante, un espejo , sentirá el doble de empuje que un objeto que absorba totalmente la radiación (cuerpo negro), al reflejar los fotones que le llegan. #cIENCIA #LasBanderasdelPorqué

  • LA BANDA SONORA DE LAS AVES ES CADA VEZ MÁS SIMPLE Y MONOCORDE

    Facebook Twitter WhatsApp Meneame Compartir En cualquier espacio en la Tierra hay una banda sonora particular. La de la naturaleza está perdiendo matices, porque los pájaros dejan de cantar. Sergi Herrando Vila , CREAF – Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y Lluís Brotons , Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) La población de muchas especies de aves ha descendido en las últimas décadas y, con ello, su contribución a la banda sonora de la naturaleza, cada vez más homogénea y silenciosa. El trino de los pájaros y los sonidos naturales facilitan mecanismos fisiológicos que mejoran nuestro organismo, favorecen nuestra salud física y nuestro bienestar psicológico. Nos hace sentir bien escuchar la naturaleza. Si la banda sonora de las aves sigue empobreciéndose, el silencio de los pájaros acabará teniendo repercusiones en la salud de los seres humanos. Los registros que hemos realizado ya muestran su declive. En Primavera silenciosa , Rachel Carson explica cómo los sonidos de la naturaleza han estado íntimamente vinculados a la percepción de la calidad del medio ambiente y anticipa un futuro en el que los pájaros habrán dejado de cantar: “Era una primavera sin voces. En las mañanas que antes palpitaban con el coro de petirrojos, palomas, arrendajos, reyezuelos y decenas de voces de pájaros, ahora no había sonido; solo el silencio se extendía por los campos, los bosques y las marismas … Incluso los arroyos ahora estaban sin vida … Ninguna brujería, ninguna acción enemiga había silenciado el renacimiento de una nueva vida en este mundo asolado. La gente lo había hecho por sí misma”. La integridad del paisaje sonoro natural se incorpora cada vez más a las políticas y acciones de conservación y salud ambiental. En una sociedad urbana, sedentaria y rodeada de barreras de acceso al medio natural, cada vez es más difícil experimentar estímulos naturales, como el canto de los pájaros, que nos han informado y acompañado durante la mayor parte de nuestro camino como especie. En una reciente investigación , publicada en Nature Comunications , hemos estudiado cómo se ha transformado el paisaje sonoro en los últimos 25 años en más de 200 000 lugares de Norteamérica y Europa, y hemos constatado que cada vez es más simple y monocorde. Desde CREAF e ICO , hemos trabajado como parte de un equipo internacional de investigadores, dirigido por Simon Butler, de la Universidad de East Anglia (Gran Bretaña). La base del trabajo ha sido reconstruir por primer vez a gran escala la estructura acústica de la banda sonora de las aves en distintos momentos y localizaciones. Para lograrlo, hemos combinado información de censos de aves obtenidos gracias a millones de observaciones de ciencia ciudadana, coordinadas a escala continental, con grabaciones de especies individuales al aire libre. RECONSTRUIR PAISAJES SONOROS Para reconstruir las bandas sonoras de las aves a lo largo del tiempo, los paisajes sonoros históricos, recurrimos a bases de datos enormemente ricas gracias a la ciencia ciudadana: El North American Breeding Bird Survey y el Pan-European Common Bird Monitoring Scheme. Además, hemos contado con las grabaciones en el entorno natural de más de 1 000 especies de Xeno-Canto, una exhaustiva base de datos de libre acceso con el trinar de cantos y reclamos de aves de todo el mundo. Con estas rigurosas bases de datos podemos saber con gran precisión qué especies de aves y cuántos individuos de cada especie había en un lugar concreto en un momento dado. Con esta información, podemos crear el paisaje sonoro de ese lugar, en ese momento, combinando en la proporción que indica el censo las grabaciones tomadas al aire libre de individuos de cada especie representada. Asignamos un archivo de cinco minutos a cada paisaje sonoro, y 25 segundos a cada individuo de una especie. 25 AÑOS DE REGISTROS Una vez creados los paisajes sonoros de cada localización y en distintos momentos a lo largo de 25 años, establecimos cuatro índices que permitían cuantificar su riqueza. Los índices acústicos que establecimos se relacionan con la variedad y abundancia de especies de aves y con la complejidad de sus canciones. Nuestro análisis se basa en los cambios que se “escuchan” en cada sitio a lo largo de los años, independientemente de los cambios ambientales que vayan ocurriendo. Esto permite que trabajos como éste nos muestren de forma inequívoca cómo va cambiando el mundo que nos rodea. PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD Y ANCHO DE BANDA Los resultados del estudio revelan un deterioro crónico de la calidad de la banda sonora de la naturaleza en Norteamérica y Europa durante las últimas décadas. La pérdida global de biodiversidad es una de las realidades que mejor lo explica. Hemos identificado aquellos lugares en los que más ha descendido la diversidad y la intensidad acústica de su banda sonora, y se corresponden con entornos en los que hay menos abundancia y riqueza de especies. Sin embargo, la amortiguación del canto de las aves tiene matices, por ejemplo, influye el tipo de especies implicadas, y cómo estén cambiando numéricamente en el entorno. Por ejemplo, la pérdida de una especie como el mosquitero musical, que entona un canto rico e intrincado, probablemente tenga un mayor impacto en la complejidad del paisaje sonoro que la pérdida de una especie de córvido o gaviota, siempre más monótonos y estridentes. Así que el modo en que afecte a la banda sonora de la naturaleza dependerá también de la cantidad de mosquiteros musicales que haya en el lugar y de cuáles sean las otras especies que compartan ese rincón del mundo. Este estudio se centra exclusivamente en las aves, sin embargo, la reducción de otros grupos biológicos con gran probabilidad también está empobreciendo la banda sonora de la naturaleza. Añadamos al deterioro el aumento constante y generalizado del ruido producido por los humanos y otros contaminantes sensoriales, que sirven como pantalla al sonido natural. Diferentes estudios muestran que las aves se ven forzadas a reducir su canto cuando la actividad humana se intensifica. El confinamiento causado por la covid-19 fue una pequeña oportunidad para comprobar que, cuando nuestra actividad disminuye, las aves urbanas vuelven a cantar , como si la ausencia de humanos comportara un ambiente más natural. #Canto #cIENCIA #Pájaros

  • ESTÁ NEVANDO PLÁSTICO EN LOS ALPES

    Un nuevo estudio descubre que los nanoplásticos viajan más de 2.000 kilómetros por el aire para depositarse en las cumbres de las montañas más inaccesibles Según las cifras de un estudio de a Universidad de Utrecht y el Instituto Central de Meteorología y Geofísica de Austria, unos 43 billones de partículas de plástico en miniatura aterrizan en Suiza cada año. Los investigadores aún no se ponen de acuerdo sobre el número exacto. Pero según las estimaciones del estudio, podrían ser hasta 3.000 toneladas de nanoplásticos las que cubren Suiza cada año, desde los remotos Alpes hasta las tierras bajas urbanas. Estas estimaciones son muy elevadas en comparación con otros estudios anteriores, lo que indica que será necesario verificarlos con nuevas investigaciones. El estudio es un territorio científico inexplorado, ya que la propagación de los nanoplásticos a través del aire sigue siendo en gran medida desconocida. El resultado de la investigación de Brunner es el registro más preciso de la contaminación atmosférica por nanoplásticos que se haya hecho nunca. Para contar las partículas de plástico, Brunner y sus colegas han desarrollado un método químico que determina la contaminación de las muestras con un espectrómetro de masas. PALEANDO NIEVE A 3.000 METROS DE ALTURA Los científicos estudiaron una pequeña zona a 3106 metros de altitud en la cima de la montaña Hoher Sonnenblick, en el Parque Nacional Hohe Tauern de Austria. Desde 1886 se encuentra aquí un observatorio del Instituto Central de Meteorología y Geodinámica. Desde que comenzó la investigación aquí a finales del siglo XIX, el observatorio sólo ha dejado de funcionar cuatro días. La estación de investigación también ha servido de base para el estudio sobre la propagación de nanoplásticos en zonas remotas. Cada día, y en todas las condiciones meteorológicas, los científicos retiraban a las ocho de la mañana una parte de la capa superior de nieve alrededor de un marcador y la almacenaban cuidadosamente. La contaminación de las muestras por los nanoplásticos presentes en el aire o en la ropa de los científicos hizo muy complicadas las mediciones. En el laboratorio, los investigadores a veces tenían que permanecer inmóviles cuando un colega manipulaba una muestra abierta. El origen de las diminutas partículas se rastreó con la ayuda de los datos meteorológicos y del viento en Europa. Los investigadores pudieron demostrar que la mayor emisión de nanoplásticos a la atmósfera se produce en zonas urbanas densamente pobladas. Alrededor del 30% de las partículas de nanoplástico medidas en la cima de la montaña se originan en un radio de 200 kilómetros, principalmente en las ciudades. Sin embargo, parece que los plásticos de los océanos del mundo también llegan al aire a través del rocío de las olas. Alrededor del 10% de las partículas medidas en el estudio fueron arrastradas a la montaña por el viento y el clima a lo largo de 2.000 kilómetros, algunas de ellas procedentes del Atlántico. NANOPARTÍCULAS EN EL TORRENTE SANGUÍNEO Se calcula que hasta la fecha se han producido más de 8.300 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, de las que aproximadamente el 60% son residuos. Estos residuos se erosionan por efectos de la intemperie y la abrasión mecánica de las macro a las micro y nanopartículas. Pero el plástico desechado no es ni mucho menos la única fuente. El uso cotidiano de productos de plástico, como los envases y la ropa, libera nanoplásticos. Las partículas de este tamaño son tan ligeras que su movimiento en el aire puede compararse con el de los gases. Además de los plásticos, hay todo tipo de partículas diminutas. Desde la arena del Sáhara hasta las pastillas de freno, todo el mundo zumba en el aire en forma de abrasión. Todavía no está claro si este tipo de contaminación del aire supone una amenaza potencial para la salud de los seres humanos. Las nanopartículas, a diferencia de las micropartículas, no acaban en el estómago. Son aspiradas hasta el fondo de los pulmones a través de la respiración, donde su tamaño puede permitirles atravesar la barrera célula-sangre y entrar en el torrente sanguíneo humano. Sin embargo, aún no se ha investigado de qué forma concreta esto puede ser perjudicial para la salud.

  • EL MISTERIO DE LA ABEJA

    Dave Hackenberg lleva ganándose la vida como apicultor desde 1962, cuando decidió dedicarse a la cría de las abejas de la miel. Su negocio consiste en transportar sus colmenas a lo largo y ancho de Estados Unidos a bordo de grandes camiones. Con su gorra calada, su nariz afilada y el rostro marcado por una vida dedicada al campo, Hackenberg recorre todos los años miles de kilómetros de costa a costa con sus panales para polinizar las plantaciones de manzanos de Pensilvania –donde tiene su casa de verano– o los extensos cultivos de almendras de California, a principios de la primavera. En otoño de 2006, Hackenberg se desplazó a Florida, donde tiene su casa de invierno, para que sus abejas se ocuparan de fertilizar los amplios cultivos de calabazas. Sus colonias eran un hervidero cuando las dejó, pero al regresar allí un mes después se encontró con la mayor sorpresa de su vida. Más de la mitad de sus 3.000 panales aparecían desiertos, con tan solo la abeja reina y unas cuantas obreras guardianas. Los alrededores tampoco mostraban cadáveres de abejas. Los insectos se habían desvanecido. “Fue como si caminara por un pueblo fantasma”, indicó Hackenberg a la revista Scientific American. Hackenberg comunicó el suceso a sus colegas, lo que le costó no pocas críticas. Enseguida lo tacharon de apicultor descuidado. Pero poco después, los casos de desapariciones misteriosas de abejas se propagaron entre otros muchos colegas. Estos insectos tienen un fuerte sentido colectivo, dentro de una sociedad exclusivamente femenina que gira alrededor de la abeja reina, la madre de toda la comunidad. Hay guardianas que defienden el panal, otras que se especializan en cuidar los huevos y las crías, y otras que se encargan de traer el alimento –néctar y polen– a la colmena, fabricando miel. El abandono de una colmena resulta un comportamiento inconcebible: un suicidio colectivo. Los apicultores, aterrados, no encontraron restos de insectos, ni señales o pistas que pudieran explicar la tragedia. Las abejas se habían desvanecido inexplicablemente. En la primavera de 2007, los investigadores descubrieron que una cuarta parte de los apicultores estadounidenses habían sufrido pérdidas catastróficas. Pero el desastre se propagó a otros países: Brasil, Canadá, Australia, y también en Europa, en Francia y España. En la televisión saltaban extrañas noticias como la desaparición de 10 millones de abejas en Taiwán. Desde aquel otoño de 2007 se vienen repitiendo las desapariciones masivas. Hackenberg pasó de apicultor descuidado a pionero, el primero en dar la voz de alarma: millones de abejas desaparecen cada año. Algo está ocurriendo. “Sí, es un fenómeno global”, afirma Carlo Polidori a El País Semanal. Como experto en comportamiento de himenópteros e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Polidori es muy consciente del problema. En Europa, las pérdidas de colmenas se suceden anualmente a un ritmo de un 20%, observa con preocupación. “En este año se han perdido en Inglaterra el doble de colmenas que el año anterior”. HEIDI & HANS-JÜRGEN KOCH En España, las noticias anteriores al hallazgo de Hackenberg son incluso peores. “Antes de 1994 había una desaparición anual de entre el 5% y el 7%”, explica Suso Asorey, secretario de la Asociación de Apicultores Gallegos (AGA), mediante correo electrónico. “A partir de esta fecha estamos entre el 35% y 40% (de pérdidas)”. Asorey destaca que en algunas regiones las pérdidas de colmenas llegan hasta el 90%. En Galicia, la situación roza el drama. Han desaparecido 450.000 colonias en los últimos 18 años. Las pérdidas económicas se contabilizan en más de 51 millones de euros, asegura Asorey. Pero el valor polinizador “se eleva a más de mil millones de euros”. Existen alrededor de 20.000 especies de abejas, pero las abejas de la miel (Apis mellifera) son extraordinarias ya que polinizan una amplia variedad de flores. Cada individuo es un prodigio de la ingeniería biológica: está equipado con sensores de temperatura, de dióxido de carbono y de oxígeno, y su cuerpo está diseñado para cargarse de electricidad estática. Cuando las abejas recolectan el alimento en las flores, los granos de polen que quedan adheridos a ellas permiten que el polen de una flor viaje hasta otra, la cual se fertiliza. El resultado es una semilla y un fruto. La magnitud del fenómeno resulta increíble cuando examinamos la labor colectiva. En un panal medio puede haber unas 60.000 abejas, de las que 40.000 salen en busca de alimento. Cada obrera realiza hasta 30 salidas diarias, y en cada viaje puede llegar a polinizar un total de 50 flores. En una sola jornada de trabajo, una colmena puede lograr la fertilización de millones de flores. Los cálculos de AGA sugieren que una sola colmena es capaz de encargarse de fertilizar las flores en una zona de 700 hectáreas, es decir, la superficie equivalente a unos 350 campos de fútbol. La importancia económica de las abejas de la miel es colosal. En la Red circula una citación atribuida a Einstein que sugiere que si las abejas desaparecieran hoy de la Tierra, el hombre solo podría sobrevivir cuatro años. Sea o no cierta esta cita, hay una parte de verdad en ella que evoca un futuro apocalíptico. De acuerdo con Hackenberg, las abejas de la miel intervienen en uno de cada tres bocados que nos llevamos a la boca. Los cultivos básicos como el arroz, el trigo o la cebada son polinizados por el viento. Pero en un mundo sin abejas, una gran parte de las frutas y verduras comunes de los supermercados desaparecerían de las estanterías. Sus precios resultarían tan astronómicos que un kilo de manzanas podría costar casi como el caviar. Y si no, echen un vistazo a la siguiente lista que proporciona AGA. En España, la polinización de las abejas permite que tengamos almendras, melocotones, cerezas, ciruelas, manzanas y peras; también hacen posible la alfalfa y el trébol; frutas como melones, pepinos, calabazas, calabacines y berenjenas, las fresas, frambuesas, las zarzamoras y el tomate. A las abejas le debemos los espárragos, el aceite de colza o de girasol, fibras textiles como el lino o el algodón. La vid depende parcialmente de la labor de las abejas –y con ella, la producción de vino y mosto. HEIDI & HANS-JÜRGEN KOCH En la película Cuando El destino nos alcance –rodada en 1972–, un envejecido Edward G. Robinson le cuenta a Charlton Heston cómo era el mundo que él conoció antes de que la contaminación lo destruyera. Son dos hombres sudorosos y sucios, hacinados en un pequeño apartamento, delante de una mesa, que apenas tienen que comer. Los guionistas podrían haber encontrado razones para este escenario posapocalíptico en la progresiva desaparición de las abejas, precisamente por culpa de la contaminación. En un mundo sin abejas serían impensables las almendras, los cítricos, los aguacates, los berros… El filme –que no hace mención alguna a las abejas– encaja como un guante en un mundo desprovisto de ellas. “Más del 80% de las plantas con flores son polinizadas por animales”, remarca Carlo Polidori. “Y más del 30% de las plantas de cultivo y frutas dependen de la polinización por parte de las abejas”. Y si bien hay especies de abejas silvestres y abejorros que hacen un trabajo muy importante –pudiendo ser en algunos cultivos hasta más efectivo que el realizado por las abejas de la miel–, el carácter todoterreno de estos animales colectivos les convierte en la especie de insecto que más importancia económica tiene para el hombre. Hay otro título singular, El incidente (2008), realizado por M. Night Shyamalan poco más de un año después del hallazgo de Hackenberg. En este filme, Mark Wahlberg se hace eco del descubrimiento de David Hackenberg (sin mencionar el nombre) ante sus alumnos. “No sé si conocéis este artículo de The New York Times. Al parecer, las abejas están desapareciendo por todo el país. Decenas de millones”. Wahlberg les pregunta en ese momento a los estudiantes si tienen alguna idea de los motivos que habría detrás de este fenómeno. En esa clase, los alumnos citan el calentamiento global, el aumento de temperatura como factor de desorientación de los insectos; la contaminación como una causa genérica; una infección por un virus, aunque poco probable, ya que el fenómeno se está reproduciendo en 24 Estados; hasta que uno responde: “Nunca lo llegaremos a comprender”.En un mundo sin abejas, gran parte de las frutas y verduras desaparecerían de los supermercados En cierto modo, la incógnita que rodea a este misterio guarda bastante fidelidad con la ficción cinematográfica. Meses después de lo ocurrido con las colmenas de Hackenberg, los investigadores catalogaron el fenómeno como “colapso desordenado de la colonia” (CCD, siglas en inglés de colony collapse disorder). Cinco años después, los interrogantes persisten. Los investigadores han indagado como si fueran forenses científicos en busca de cadáveres que examinar; han realizado autopsias en los animales en busca de parásitos, virus y rastros de insecticidas; han examinado la capacidad reproductora de las abejas madre, y han realizado un sinfín de estudios de toxicidad buscando restos de pesticidas en los granos de polen. Hasta el momento, no han encontrado a un solo culpable, pero sí muchas pistas, y todas inquietantes. Los inmensos campos de monocultivos que sostienen la agricultura mundial son un festín continuo para legiones enteras de insectos devoradores. La única manera de mantenerlos a raya es rociándolos con nuevas fórmulas de plaguicidas e insecticidas cada vez más letales. Y estas sustancias tóxicas podrían alterar el comportamiento y el sistema nervioso de las abejas. En concreto, un tipo de pesticidas sintéticos –llamados neonicotinoides– atacan los centros del sistema nervioso de los insectos. Cuando las abejas obreras salen para recoger el néctar, entran en contacto con estas sustancias, que alteran su sistema nervioso. Los animales, desorientados, no encuentran el camino de vuelta hacia la colmena –situado a kilómetros de distancia– y mueren lejos. Esto podría explicar el hecho de que los investigadores suelen encontrar los paneles casi vacíos sin cuerpos a su alrededor. Para Asorey, secretario de la AGA, “la puesta en el mercado de estos pesticidas neurotóxicos y sistémicos coincide con las pérdidas registradas de hasta un 40%”. Si la legión de obreras que parten para recolectar polen no regresa, la colmena no dispone de suficientes individuos y está condenada irremisiblemente a morir. Los pesticidas podrían tener otro efecto devastador. Debilitan a las abejas y las hace más susceptibles al contagio de patógenos y virus, asegura Polidori. Un tipo de ácaro, el Varroa destructor, “es capaz de destrozar una colonia entera”. Estos ácaros se pegan al cuerpo de las obreras y transmiten un virus letal que deforma el abdomen y las alas de los animales. Con defensas débiles, estos insectos sucumben también ante un parásito unicelular llamado Nosema, que produce esporas que los infectan. Una de las características de la enfermedad radica en un cambio de comportamiento. Las abejas jóvenes que cuidan de las crías de la colmena y que resultan afectadas por el parásito dejan su labor como enfermeras y se convierten en guardianas de la colmena, o en abejas obreras que salen para alimentarse. Al cambiar el ciclo, las crías se quedan desguarnecidas y mueren. La comunidad empieza a derrumbarse desde dentro. HEIDI & HANS-JÜRGEN KOCH Los apicultores en todo el mundo se enfrentan a un nuevo reto. En Estados Unidos, la cría de abejas se ha transformado en un negocio en el que centenares de miles de colmenas son transportadas a lo largo y ancho del país. Uno de los acontecimientos del año es la polinización de los cultivos de almendros en California. Los apicultores llegan con sus grandes camiones, rocían de antibióticos los panales para mantenerlos libres de enfermedades y alimentan a las abejas con sirope de glucosa. Ante la pérdida de animales, se han llegado a importar abejas desde Australia para mantener la industria de la almendra californiana. Los insectos llegaban a bordo de aviones Boeing 747. El doctor Eric Mussen, del departamento de entomología de la Universidad de California en Davis (Estados Unidos), es a la vez un académico y un experto apicultor, el puente ideal entre la ciencia entomológica y el mundo real, en el que los apicultores han domesticado y criado a las abejas desde hace siglos. “Cada país es diferente, pero los apicultores están teniendo dificultades para mantener el número de las abejas de sus colonias”, admite Mussen al otro lado del teléfono. En Estados Unidos, asegura, la mayoría de los apicultores está alejándose de la agricultura comercial masiva. El mensaje de sus colegas orgánicos ha calado, al menos en lo que respecta al manejo de los animales. No hace mucho se acarreaban los panales en vagones junto con caballos, o en camiones mal acondicionados. Pero ahora las colmenas viajan en tráileres preparados con suspensión neumática. Según Mussen, estos largos desplazamientos no suponen un gran problema para los animales, ya que en apenas un par de días se adaptan al lugar y al cambio de horario. Las importaciones de abejas de otros países también se han suspendido en Estados Unidos por el temor a que con ellas lleguen nuevas enfermedades. Mussen nos advierte de que el porcentaje de pérdidas en la actualidad –entre el 15% y el 20%– es una media estadística, aunque en el caso de algunos apicultores se eleva al 50% e incluso al 80%. El problema esencial para las abejas, explica Mussen, es conseguir una buena nutrición. Las obreras deben salir para recolectar alimento, polen y néctar de buena calidad. De ellas depende una colmena de miles de individuos a los que tienen que alimentar de manera incansable. Los monocultivos ganan cada vez más terreno, ya que sostienen una agricultura masiva necesaria para alimentar a millones y millones de personas. Para las abejas, este efecto es devastador. Es como si, para los seres humanos, los campos cultivables en todo el planeta se fueran convirtiendo en desiertos de arena.En Europa, las pérdidas de colmenas oscila entorno a 20% anual Una colmena al lado de una gran plantación de maíz está casi condenada a muerte, por ejemplo. Los insectos no encuentran alimento y además se impregnan de insecticidas. La malnutrición afecta a sus defensas y a los sistemas para desintoxicarse. Se hacen más débiles frente a agresores como el ácaro Varroa, detalla Mussen. Para evitarlo, los apicultores suelen rociar las colmenas con sustancias antiparasitarias para mantener lo más baja posible la población de ácaros. Pero muchas veces es como añadir gasolina al fuego. “Con ello aportan otra sustancia química a la cual tiene que enfrentarse el sistema de desintoxicación de la abeja”, que de por sí ya está debilitado. Y los ácaros también contagian los virus, tanto a las larvas como a los individuos adultos. Los perjuicios que sufren las colonias tienen orígenes distintos –ácaros, los virus que portan, la falta de alimento y las enfermedades importadas de otras abejas–, pero cuando se combinan es como si la comunidad sufriera un ataque multidimensional cuyo efecto se va multiplicando a medida que las defensas de las abejas disminuyen. Los obstáculos se superponen. Este es el punto clave, nos dice Mussen. En una situación de equilibrio, las defensas naturales de las abejas mantienen a raya a los ácaros y a las enfermedades. Pero ahora hay graves agujeros en esas barreras defensivas. La presencia de parásitos en las colmenas es cada vez mayor. Hay una incógnita sobre quién ganará finalmente la batalla, si las abejas o sus enemigos, y todo dependerá de si las defensas se derrumban o no. Por ahora, parece que los parásitos llevan ventaja. Los pesticidas neonicotinoides son solo una parte del problema, asegura este experto. Ya que en los análisis realizados a los granos de polen se ha observado que “están contaminados por todo tipo de pesticidas y residuos”. La Unión Europea se dispone a restringir el uso de estos pesticidas sintéticos, pero eso significaría colocar en los cultivos otros pesticidas orgánicos igualmente dañinos. Para Carlo Polidori, las abejas nos están mandando un mensaje que recuerda nuestra estupidez. “Sabemos que estos insectos son indispensables para la subsistencia del género humano, pero durante décadas nos hemos dedicado a rociar los campos con plaguicidas. Las abejas nos recuerdan que siempre llegamos tarde”. ¿Qué opciones pueden ofrecer las investigaciones? Quizá podríamos recurrir a otros polinizadores distintos de las abejas de la miel. Existen especies de abejas silvestres que ahora no están domesticadas por el hombre, pero que podrían cultivarse en el futuro para hacer un magnífico trabajo de fertilización. Polidori cita experimentos en los que abejas del género Osmia resultan prometedoras para polinizar almendros y manzanos en España. A pesar de la gravedad de la situación, Eric Mussen mantiene una visión optimista sobre estos maravillosos insectos. “Las abejas llevan existiendo desde los tiempos de los dinosaurios y las glaciaciones, han sobrevivido a todo eso, así que creo que también van a sobrevivir a los humanos”. Si los apicultores no pueden finalmente mantener los números de abejas en sus colmenas para sostener la polinización comercial, el mundo cambiará. Pero lo haría de forma gradual, con una escasez desigual en la producción de frutas y verduras dependiendo del lugar y de la presencia o no de otros insectos polinizadores. Y, sin duda, con el tiempo las frutas y verduras se convertirían en un manjar al alcance de los más ricos. “Será un proceso lento. No pasaremos de inmediato de la luz a la oscuridad”.

  • POR QUÉ OLVIDAR ES UNA FORMA DE APRENDER

    egún una nueva teoría neurológica, el olvido no es un fallo de nuestro cerebro, sino que forma parte del proceso de aprendizaje A lo largo de nuestra vida creamos innumerables recuerdos, sin embargo, también olvidamos muchos de ellos. ¿Por qué? Una suposición generalizada es que los recuerdos «caducan» y nuestra capacidad de recuperarlos decae con el tiempo. En este sentido, tendemos a pensar en el olvido como algo malo. Pero quizá esta explicación solo cuente una parte de la historia. Los científicos que creen que el olvido puede representar una forma de aprendizaje. Los investigadores que están detrás de esta nueva teoría han publicado un artículo en Nature Reviews Neuroscience en el que sugieren que los cambios en nuestra capacidad de acceder a determinados recuerdos se basan en la retroalimentación y la previsibilidad del entorno. En lugar de ser un error, el olvido puede ser una característica funcional del cerebro que nos permite adaptarnos a los cambios cuando el entorno ya no es previsible. Si olvidamos respuestas equivocadas, seremos más flexibles y nos adaptaremos mejor Vivir en un mundo cambiante y poco predecible hace que olvidar pueda ser beneficioso. Si no recordamos una respuesta equivocada al entorno, será más fácil que nos adaptemos, tendremos un comportamiento más flexible y una mejor toma de decisiones. En definitiva, olvidar lo que no nos sirve mejora nuestro bienestar. Los científicos creen que aprendemos a olvidar algunos recuerdos mientras conservamos otros que son importantes. Por supuesto, el olvido tiene como consecuencia la pérdida de información, pero cada vez más investigaciones indican que, al menos en algunos casos, el olvido se debe a una alteración en el acceso a la memoria y no a su pérdida. La nueva teoría ha sido propuesta por el Dr. Tomás Ryan, profesor asociado de la Facultad de Bioquímica e Inmunología y del Instituto de Neurociencia del Trinity College de Dublín, y el Dr. Paul Frankland, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Toronto y del Hospital Infantil de Toronto. Según el Dr. Ryan, «Los recuerdos se almacenan en conjuntos de neuronas denominados células engrama«. En neurociencia, un engrama es una unidad de información cognitiva impresa en una sustancia física, en este caso, las neuronas. Cuando recordamos algo, se activan estos conjuntos de neuronas. Cabría pensar que cuando olvidamos estas células mueren, pero en realidad lo que ocurre es que estas neuronas ya no se activan. Los recuerdos en sí siguen estando ahí, pero los conjuntos específicos de células no pueden activarse, y por tanto no podemos recordar. «Es como si los recuerdos estuvieran guardados en una caja fuerte pero no se pudiera recordar el código para abrirla», dice Ryan. La nueva teoría postula que el olvido se debe a la remodelación del circuito que cambia las células engrama de un estado accesible a uno inaccesible. Dado que el ritmo del olvido depende de las condiciones ambientales, «el olvido es en realidad una forma de aprendizaje que altera la accesibilidad de la memoria en función del entorno y de su previsibilidad», concluye Ryan. Esto quiere decir que el olvido podría ser reversible en determinadas circunstancias. Especialmente en el caso de las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, estos mecanismos de olvido natural son secuestrados por la dolencia, lo que produce una pérdida de memoria patológica.

  • LOS HONGOS SON LA MATERIA PRIMA DEL FUTURO

    Son una alternativa al cuero y a la carne, con un mayor aporte de fibra y una ausencia total de colesterol.  Se espera de ellos nuevos fármacos, biocombustibles y una solución para reducir CO2 de la atmósfera. El futuro es de los hongos Son una alternativa al cuero y a la carne, con un mayor aporte de fibra y una ausencia total de colesterol. Se espera de ellos nuevos fármacos, biocombustibles y una solución para reducir CO2 de la atmósfera. El futuro es de los hongos Lucía Ramírez, Universidad Pública de Navarra Su presencia en la cultura humana se remonta a la noche de los tiempos. Desde la más remota antigüedad, los hongos del bosque se han usado como alimentos y fármacos. El hombre de las nieves, Ötzi, descubierto en la frontera ítalo-austriaca, llevaba, hace más de 5 000 años, hongos secos en su equipaje como apoyo medicinal. En la medicina tradicional china e india los hongos juegan un papel fundamental, y especies como Ganoderma lucidum son la base de importantes trabajos de investigación en la búsqueda de glucósidos anticancerígenos. Un uso alternativo de los hongos es el que cuentan que hizo Agripina de la seta venenosa Amanita phalloides para agasajar a su hermano Calígula y, de paso, despejar el camino imperial a su hijo Nerón. LAS NECESIDADES DEL FUTURO Hoy, los hongos se muestran más importantes que nunca. El futuro de nuestra especie requiere una transición ecológica urgente, objetivo prioritario de la Unión Europea para alcanzar la neutralidad climática en 2050. Para lograrlo, hay importantes iniciativas en marcha para recuperar la biodiversidad del planeta; para transformar el actual modelo alimentario en un sistema sostenible , y para impulsar la economía circular. Los hongos juegan un papel crucial si queremos que estos objetivos se cumplan. Ellos son los principales descomponedores de biomasa, además, son una fuente de proteínas alternativa para la alimentación de una humanidad que crece, y son esenciales para la estabilidad de los sistemas forestales. Por todo esto, están, más que nunca, en el punto de mira de la ciencia. En el grupo de investigación de Genética, Genómica y Microbiología GenMic, de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) trabajamos desde hace treinta años en la biología molecular, la genética y la genómica de las setas (basidiomicetos superiores), para desarrollar aplicaciones en estos campos. LOS HONGOS MÁS DESCONOCIDOS Hay dos grupos de hongos: los ascomicetos, que se presentan generalmente como organismos unicelulares (levaduras) o filamentosos (mohos), y los basidiomicetos, que producen cuerpos fructíferos grandes (setas) asociados en su mayoría a plantas formando micorrizas. Los ascomicetos han sido ampliamente estudiados, ya que a este grupo pertenecen especies tan importantes desde el punto de vista tecnológico como la levadura del pan, del vino y la cerveza (Saccharomyces cerevisiae), la levadura Candida albicans y el hongo filamentoso Aspergillus fumigatus, causantes, entre otras cosas, de infecciones oportunistas en humanos. En el grupo de los ascomicetos también están los productores de antibióticos, como la penicilina (Penicllium notatum), y la ciclosporina (Tolypocladium inflatum) o la lovastatina (Aspergillyus terreus), utilizada como medicamento contra el colesterol. Sin embargo, el segundo grupo de hongos, los basidiomicetos, son mucho menos conocidos, y nuestro grupo de trabajo se ha especializado en ellos. EN BUSCA DE NUEVOS FÁRMACOS Y PRODUCTOS INDUSTRIALES En cualquier bosque de nuestro entorno, en otoño o primavera, se pueden ver en el suelo, o creciendo sobre los troncos de los árboles, diversos tipos de setas que reflejan una enorme red de filamentos invisibles. Esta red es la biomasa vegetativa que forman las setas. De hecho, el mayor organismo vivo identificado en la tierra es un hongo basidiomiceto (Armillaria ostoyae) cuyo micelio cubre una superficie de más de 900 hectáreas en un bosque de Oregón. La gran variedad de ecosistemas forestales con su diversidad de interacciones con plantas, animales, bacterias y otros hongos permite suponer que los basidiomicetos de estos ecosistemas, que aparecen como bisagra entre el reino vegetal y animal, han de producir una inexplorada variedad de enzimas y de metabolitos secundarios que pueden enriquecer el arsenal de fármacos y productos industriales del que actualmente disponemos. Una de las líneas de trabajo de nuestro grupo es identificar esas enzimas de interés producidas por basidiomicetos para producirlas y usarlas en aplicaciones industriales o farmacéuticas. ATRAPAR EL CARBONO IMITANDO A LOS HONGOS Los hongos son, junto con animales y plantas, el tercer grupo de organismos macroscópicos de nuestro mundo. Comparten con las plantas su inmovilidad, aunque, a diferencia de ellas, no son capaces de hacer la fotosíntesis, por lo que deben descomponer la materia de su entorno para alimentarse. Este sistema para obtener alimento hace de los hongos los principales agentes descomponedores de la biomasa vegetal, y les convierte en esenciales en el ciclo del carbono en los ambientes forestales. Los hongos basidiomicetos han tenido un papel fundamental en la acumulación geológica de depósitos de carbono en forma de combustibles fósiles. Incluso se ha asociado la aparición de un grupo de ellos (los llamados de podredumbre blanca) al fin de esta acumulación y, por tanto, al final del periodo carbonífero. Esto refleja el enorme trabajo de reciclaje de biomasa en el planeta, a lo largo de toda su historia, que han desarrollado estos hongos. Nuestro grupo ha colaborado intensamente con el Joint Genome Institute de la Universidad de California en proyectos de secuenciación genómica y metagenómica de basidiomicetos. Queremos identificar nuevas variantes de enzimas y procesos que nos permitan comprender mejor el ciclo del carbono y desarrollar aplicaciones a partir de esas enzimas fúngicas que intervienen en él. CULTIVAR NÍSCALOS Y TRUFAS NEGRAS Son un alimento rico en proteínas y altamente apreciado en gastronomía. Sin embargo, a día de hoy, muchas especies no se pueden cultivar. El boleto (Boletus edulis), el níscalo (Lactarius deliciosus) y la trufa negra (Tuber melanosporum) son algunos ejemplos. Hay otras especies que sí se han logrado cultivar, como el champiñón (Agaricus bisporus), la seta ostra (Pleurotus ostreatus), la de cardo (P. eryngii), el Shiitake (Lentinula edodes) y muchas otras también muy apreciadas en la cocina y el mercado. Nuestro grupo ha participado en el desarrollo de herramientas genéticas y moleculares para mejorar el cultivo y la producción de la seta ostra. Conseguimos la secuenciación de su genoma en un proyecto de colaboración internacional desarrollado en el JGI. Ahora estamos trabajando para entender la compleja reproducción de los basidiomicetos, y esto nos permitirá desarrollar estrategias para su manipulación y para inducir la fructificación en cultivos de setas que hasta ahora sólo se pueden recolectar estacionalmente. LOS BIOCOMBUSTIBLES COMO FUTURO La seta ostra P. ostreatus es un hongo de podredumbre blanca (white rot) que degrada la lignina de la madera. Al degradarla, deja la celulosa accesible al ataque por otros microorganismos y enzimas. Estas enzimas ponen a disposición de los procesos fermentativos la enorme cantidad de carbono almacenado en la lignocelulosa: el principal depósito de carbono sobre la Tierra. Este proceso es de enorme interés para el tratamiento biológico de residuos vegetales y forestales que permitirá la obtención de biocombustibles de segunda generación. Nuestro grupo participó en la secuenciación del genoma de Serpula lacrymans en un proyecto que permitió arrojar luz sobre el mecanismo por el que este tipo de hongos realiza su función ecológica. NUEVOS ALIMENTOS Y NUEVOS VESTIDOS Para terminar, miremos al futuro de la alimentación y del vestido. Los hongos pueden producir nuevas proteínas que complementen o sustituyan a las de origen animal en forma de suplementos o de base para producir alternativas a la carne con un mayor aporte de fibra y una ausencia total de colesterol. Pero quizá un reciente avance espectacular ha sido la utilización de hongos para producir alternativas al cuero en la fabricación no sólo de complementos (bolsos de alta gama, zapatillas deportivas) sino también de líneas de moda como la presentada recientemente por Stella McCartney en Paris basada en el uso de cuero vegano de hongos.

  • ¿POR DÓNDE SE ENTRA AL CENTRO DE LA TIERRA?

    Aunque penetrar más allá de la corteza terrestre es imposible para los humanos, eso no impide que la gente crea que ciertos sitios son la puerta hacia el centro de la Tierra  El viaje al centro de la Tierra es un tema recurrente en las novelas y películas de ciencia ficción. En algunos de estos viajes imaginarios los protagonistas llegan a las capas fundidas más profundas del planeta o incluso al núcleo. En otros, descubren un mundo subterráneo con continentes y océanos bajo la corteza terrestre: la Tierra hueca. La teoría de Tierra hueca surgió a finales del siglo XVII, con la idea de que había un gran espacio interior habitado en el interior del planeta. La teoría se refutó científicamente en 1774 con el experimento de Hutton, pero todavía subsiste en el floklore, en la ciencia ficción, y cómo no, en las redes sociales. Un dibujo transversal del planeta Tierra que muestra el «Mundo Interior» de Atvatabar, de la novela de ciencia ficción de William R. Bradshaw de 1892 La Diosa de Atvatabar En cuanto a perforar hasta el centro de la Tierra, por muy atractivo que parezca el viaje, es, sin embargo, impracticable. Si fuera posible, sería necesario atravesar las cuatro capas principales del planeta, empezando por la corteza, la capa capa más externa, que tiene entre 5 y 70 kilómetros de espesor. Luego pasaría por el manto, una capa sólida de 2.800 kilómetros de espesor, para llegar al núcleo, con una capa externa líquida de 2.200 kilómetros de espesor y otra sólida, la más profunda, de 1270 kilómetros. El núcleo se encuentra a una temperatura de entre 5.000 y 7.000 ºC, suficiente para fundir cualquier roca conocida, y está compuesto sobre todo de hierro, junto con niquel, azufre y otros elementos. La única razón por la que se mantiene sólido son las inmensas presiones a las que está sometido. No parece un lugar agradable. El la vida real, los humano ha arañado apenas la corteza en los agujeros artificiales más profundos perforados nunca. La perforación superprofunda SG-3 de Kola conserva el récord mundial con 12.262 metros en 1989 y sigue siendo el punto artificial más profundo de la Tierra. Pero esta modesta incursión no impide que a lo largo de la historia, determinados lugares hayan recibido el título de puertas al inframundo, al infierno, o al centro de la Tierra: SNÆFELLSJÖKULL, ISLANDIA El glacier de Snæfellsjökull. Foto: Alex Proimos El Snæfellsjökull es un estratovolcán de 700.000 años de antigüedad situado en la península de Snæfellsnes, en Islandia. A veces puede verse desde la ciudad de Reikiavik, de la que está a una distancia de 120 km. Se trata de uno de los lugares más famosos de Islandia, principalmente debido a la novela Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne, escrita en 1864, en la que los protagonistas encuentran en el volcán la entrada a un pasaje que conduce al centro de la Tierra. En esta novela Verne retoma el mito de la tierra hueca, y los aventureros se topan con un mundo subterráneo ocupado por océanos, selvas y dinosaurios. MINA DE ORO DE MPNENG, SUDÁFRICA Mina de oro de Mpneng Esta mina de oro es una de las más profundas de de la Tierra, que alcanza más de cuatro kilómetros de profundidad. Los mineros descienden a la mina en un ascensor que tarda una hora en llegar al fondo. A esta profundidad, la temperatura de la roca alcanza los 66 °C. Para que los mineros sobrevivan se bombea hielo en suspensión para enfriar el aire del túnel por debajo de los 30 °C. Los túneles están recubiertos de hormigón proyectado reforzado con acero, que actúa como aislante. En 2008, los investigadores descubrieron la bacteria Desulforudis audaxviator presente en muestras de agua subterránea a varios kilómetros de profundidad en la mina. MONTE OSORE, JAPÓN Monte Osore, Japón El monte Osore el nombre de un templo budista fundado en el año 862 e.c., y un destino de peregrinación en el centro de la península de Shimokita, en el norte de Japón. El templo está situado en la caldera de un volcán activo y en la mitología japonesa se cree que es una de las puertas al inframundo. Aunque la última erupción ocurrió hace hace más de 10.000 años, las fumarolas de dióxido de azufre indican que el volcán todavía está activo. El paisaje que lo rodea, con rocas carbonizadas y fosas llenas de líquido burbujeante hace muy fácil creer que por aquí se llega al infierno. LAGO DEL AVERNO, ITALIA Lago d’Averno, Campania, Italia El Lago d’Averno, en italliano, es un lago volcánico situado en el cráter del Averno, en Campania, en el sur de Italia. El Averno era el nombre que los romanos daban a este cráter de 3,2 kilómetros de circunferencia y que forma parte del conjunto de volcanes de los Campos Flegreos, vecinos del Vesubio y la isla volcánica de Isquia. Los romanos consideraban el Averno la entrada al Hades, el inframundo, y habitualmente se usaba su nombre como sinónimo del infierno. En la Eneida de Virgilio, Eneas desciende al inframundo por una cueva cercana al lago. En las Fabulae de Hyginus, Odiseo (Ulises) también va al mundo inferior desde este lugar. EL PLUTONIO DE HIERÁPOLIS, TURQUÍA La entrada del Plutonium de Hierápolis El Plutonio de Hierápolis o Puerta de Plutón era un ploutonion , un lugar de culto dedicado al dios griego Plutón, soberano del inframundo. La ciudad de Hierápolis se encuentra cerca de la Pamukkale, en la actual provincia turca de Denizli. Se calcula que el templo data de la la misma época que la fundación de la ciudad, hacia el año 190 e.c. por el rey Eumenes de Pérgamo. El tempo está construido sobre una cueva que emite gases tóxicos, de ahí su relación con el infierno. Era habitual sacrificar animales atándolos con una cuerda e introduciéndolos en la cueva, donde eran asfixiados por los gases. CRÁTER DE DARVAZA, TURKMENISTÁN Cráter de Darzava en Turkmenistán En este caso se trata de un infierno de creación humana. El cráter de gas de Darvaza, también conocido como Resplandor del Karakum o Puerta del Infierno es un yacimiento de gas natural derrumbado en una cuerva cerca de esta ciudad de Turkmenistán. No se trata de un fenómeno natural, se supone que los geólogos soviéticos le prendieron fuego intencionadamente en 1971 para evitar la propagación del gas metano, y se cree que ha estado ardiendo continuamente desde entonces. El cráter tiene un diámetro de 69 metros y una profundidad de 30 m. Se ha convertido en una atracción turística y en sus alrededores es común la acampada.

  • ¿Cuál es la temperatura del Sol?

    El Sol es una enorme esfera de gases incandescentes que producen luz y energía, alcanzando temperaturas sorprendentes, especialmente en la corona, el halo de luz brillante que se observa durante un eclipse solar total. En esta área las temperaturas son extremadamente altas, hasta cien veces más que las capas inferiores, lo cual es un misterio para los científicos, pues la fuente de energía se encuentra en el núcleo del Sol, y debería enfriarse a medida que se aleja de la superficie. La temperatura del Sol La temperatura en la superficie del Sol es de 5.600°C (10.000°F) aproximadamente. Esta aumenta desde la superficie hacia adentro y en su núcleo alcanza los 15.000.000 °C (27.000.000°F). También se eleva desde la superficie hacia la atmósfera, cuya capa superior o corona alcanza temperaturas de millones de grados. Las temperaturas de las capas externas del Sol La atmósfera del Sol está compuesta por tres capas. La interior es la fotósfera, la intermedia es la cromósfera y la exterior, la corona. En la fotósfera, la temperatura es de 5.500°C (10.000°F), en la cromósfera es de alrededor de 4.320°C (7.800°F) y en la corona, las temperaturas oscilan desde 1.000.000°C (1.700.000°F) hasta 10.000.000°C (17.000.000°F).

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